UN JUEGO NO ACORDE A SUS HECHURAS

 El toro de nombre Duende marcado con el número 37 y del guarismo 0, de la ganadería jienense de Venta Nueva - procedencia El Torero - de pelaje negro salpicado y de unas hechuras impecables (el tipo de toro que demuestra que para tener trapío no hacen falta quilos ni altura), causó gran expectación antes de su salida en la vila de Moncófar por su presencia.

Y no fue para menos, que belleza de animal, con dos astifinas guadañas, bajo, de manos cortas, sin estridencias pero con una enorme seriedad, lo que hizo que la abarrotada plaza le tributara al salir del cajón una ovación. 


Comenzó con piernas y no lo puso fácil a los que lo esperaron enfrente del cajón. Todos nos dimos cuenta que por el pitón derecho el toro adolecía de alguna antigua lesión, puede que cervical, dado que no giraba el cuello por ese costado.


Lo quebraron en varias ocasiones, casi todas por el izquierdo, no se confiaron por el derecho. Perdió las manos varias veces, quizás por el estado de la arena o su falta de fortaleza. Y le faltó prontitud en sus arrancadas, cuando lo hacía iba con todo, transmitía, pero algo agarradito al piso. 






Le dieron mucho quiebro y faltó para mi gusto alguna rodà, de repente todos quiebran y casi nadie recorta, las modas de los jóvenes. Ya con la boca abierta se fue por las calles y volvió totalmente fundido, el asfalto causó mella en su estado físico e hizo varios amagos de tumbarse. Finalmente, fue encerrado magistralmente por los cabestros de Javier Tárrega "El Gallo"

Un ejemplar precioso, que no tuvo un juego acorde a sus hechuras, todos esperábamos más de él, tal vez en otras circunstancias hubiera lucido un poco más. 
















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