LA HORA DEL SEMENTAL

Llega la primavera, el buen tiempo, y es hora de echar el semental a las vacas. Su majestuosidad y alarde de galanía son patentes. Sus paseos entre el lote seleccionado muestran su interés por las de su sexo opuesto. 

Es el comienzo de todo. Donde el ganadero puede acertar o equivocarse. De ello dependerá en buena medida la suerte, y quizás también los antecedentes y ascendientes que lo precedieron. También su morfología y lo buen transmisor de comportamientos que sea.

Sus frutos tardarán en verse, quizás cuando se lleguen a apreciar las verdaderas aptitudes de sus descendientes, el propio semental ya esté muerto, o vendido a otro ganadero, quien sabe. 

Si salen buenos sus hijos, pocas serán las vacas que el ganadero hubiera deseado que hubiera cubierto. En cambio, si no valen, se cuestionará porque decidió escoger ese toro y no aquel otro.












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