CARTA PÓSTUMA A UN TORO BRAVO

Querido Embrollador, 

Han pasado ya varios días de tu aparición por Vilafamés y parece que aún retumben dentro de nosotros y también en la misma "plaça de la Font" las ovaciones con las que te despedimos y rendimos culto. Es lo que tiene ser un toro bravo, te llevaste la gloria eterna de ser recordado de por vida. 

Un TORO BRAVO, sí, así de simple y difícil a la vez, porque morfológicamente eras lo que al menos, yo,  considero que debe ser un toro de lidia. Por eso, afortunadamente para todos los presentes, te rechazaron en Madrid. En la Capital les gustan más los mostrencos, sin embargo para el que escribe estas letras y cuando te vi por primera vez, tus otros compañeros de camada (grandes y espectaculares toros de Doña Lola Domecq) desaparecieron inmediatamente del cercado. No tuve ojos para más. No me digas que número era aquel que fue a Madrid para Morante, o el que se quedó fuera dando vueltas por la M-30, porque no sea que si lo descargan… se apruebe, y alguien tenga que sudar más de la cuenta. En fin, no supieron apreciar tus magníficas hechuras, tu impresionante trapío pese a ser un toro bajo y poco pesador.

De tu lidia casi no he querido ni mirar los vídeos, siempre más fríos, me quedo con las emociones, el sentir de la gente, los olés, las ovaciones, abrazos y alguna lágrima también. Por qué no decirlo!

Gracias Embrollador, gracias por hacernos inmensamente felices, a la peña Ratonero y a cuantos aficionados se dieron cita allí en directo. Creo que la sensación es que vimos algo extraordinario, que se sale de lo común. La gente así lo percibió.

Fuimos felices los que nos pusimos delante, aunque humildemente creo que no estuvimos a la altura de tus excelsas embestidas. Pero sí entregamos ante tus dos guadañas, lo que pudimos y el corazón nos dejó.  O quizá mi tocayo de Villarramiel sí, pocos le dan más ventajas y se ponen con más verdad que él. Y como te puso planchada la muleta citando con toda su honestidad y verdad el de Cabra de Mora. Con un par de c…… tan grandes como la famosa Roca Grosa del pueblo. Tampoco él te olvidará nunca.

Fue muy feliz Villa, el veedor que obró el milagro de que un toro perfecto, se pudiera cruzar en nuestro camino, y también Manuel, tu Mayoral, el que te cuidó desde pequeñito y te mimó para convertirte en el pedazo de toro que salió del cajón. Desde la distancia vio a través de la pantalla tu galope y tu forma de colocar la cara, incluso escuchó a través del teléfono a una peña entera corear su nombre, el de la ganadería y algún Viva España! 

Pero si hay alguien que fue feliz y el que más se lo merece, sin duda es Paco, el presi. Más que eso, Moya es el alma de esta peña, el capitán de un barco, que secundado por su fiel "escuadrón de la muerte" (como él los llama) hacen de esta peña, una gran familia, en la que da igual que seas del pueblo o de fuera, te tratan como si hubieras nacido allí debajo del mismo Castillo. 

Tú fuiste Embrollador, la recompensa a tantos años de trabajo , sufrimiento , alegrías y algunos sinsabores, de un amigo que gracias a la bendita locura o enfermedad que nos une, ahora es como un hermano, y su cara reflejó una felicidad plena, entre una sonrisa temblorosa y los ojos vidriosos. Su pueblo, su gente, le tributó otra gran ovación.

Esta carta no debería ser póstuma, sino que te la tendríamos que haber leído en tu cercado, con tus 20 vaquitas, de tú a tú, una vez recuperado del esfuerzo de la lidia. Aquí señores, nos tendríamos que unir para exigir la posibilidad del indulto de un toro en la calle. Creo que es justo y necesario, y además daríamos otro argumento más a favor de la fiesta en contra de quién no la comprende. Como me dijo un ganadero de Castellón al que le embisten bastante los toros. “Que bien me habría venido un toro así, tengo un puñado de vacas perfectas para él!”

Al final tu no morirás nunca, serás eterno, porque aparecerás en un montón de ocasiones, en tertulias, de recuerdos imborrables, pasarán los años  y la misma sonrisa nos cambiará el rostro. Y alguna lágrima. Como aquel viernes 18 de Agosto de 2023, ya para siempre grabado a fuego en nuestra memoria, como la T que llevabas marcada a fuego y a la que diste honor y gloria.

Gracias Embrollador, por hacernos felices!

Texto: César Carceller








Fotos: Álvaro Marín

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