Se paró la música de la charanga cuando Raúl Flores "Moreta" entró al paso y se puso delante del toro Portugués de Álvaro Núñez. Se hizo el silencio, a pies juntos y a cuerpo limpio, el del Puig citó a contra querencia al serio astado.
Con las manos alzadas para llamar su atención, el toro se arrancó nada más verlo, franco, con velocidad y el pecho por delante. Raúl lo aguantó, marcó al pitón izquierdo conservando la pierna derecha en el sitio, cómo lo han hecho los grandes del quiebro - él es ya uno más - y Portugués obedeció al toque, se desplazó y pasó por toda la pata como si "Moreta" estuviera dibujando un natural.
Una apología al quiebro, el pitón finalizó su trayectoria rozando sus riñones, la clase y el temple en estado puro, para acabar saliendo de la cara del toro como había entrando, andando. Vilafamés y todos los allí presentes aplaudieron esta belleza. Fue lo mejor de la prueba vespertina de este ejemplar patrocinado por la A.C.T. El Ratonero.
Se arrancó a varios quiebros y rodadas pero en casi todas ellas salió suelto, sin acabar de enfadarse y algo agarrado al piso. No me gustó.
A destacar también la parada de Gaizka, un buen reverso de Borja, un quiebro con chaqueta a modo de trincherilla de Víctor Escori, y dos rodas templadas de Jesús Alcorcón y Dani Martínez.
Por la noche, el de Álvaro Núñez se vino arriba y sacó lo que llevaba dentro. Las bolas y los campanillos le sentaron fenomenal, si que es cierto que al inicio siguió saliendo algo sueltecito pero conforme pasaban los minutos el toro fue a más y ya se regiró e hizo hilo en los quiebros y rodas.
Gran parte de culpa del lucimiento del astado fue de "Moreta" y Miguel "Maik", ambos y cada uno con su personalidad, le dieron la guerra que necesitaba. El del Puig por la vía de la quietud, la torería y el temple. El de Burriana por la garra, el valor y el desparpajo. Ambos pusieron la plaça de la Font patas arriba con sus quiebros, como si de un tercio de quites se tratara, se fueron replicando el uno al otro y ofrecieron su mejor versión. ¡Gracias por hacernos vivir estos momentos!
Portugués acabó su lidia a más y aprendiendo, remató en barrotes, estuvo a punto de prender a otro joven al quiebro, y embistió con todo a la larga que le tiró Marc Badal. Terminó con una bonita arrancada a contra querencia con las bolas ya apagadas a por Miguel, que lo quebró magistralmente. Fueron más de 40 minutos embistiendo.
Ovación de los aficionados, rodadores y público de Vilafamés al encerrar a Portugués, demostró que las ganaderías buenas, lo son por algo, y sacó el fondo que atesoran los de Álvaro Núñez.
Para finalizar, les dejo con algunas fabulosas instantáneas más realizadas y cedidas por mi amigo Álvaro Marín de lo que aconteció durante el día.
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