ROMÁN SORANDO, EL FUTURO EN BUENAS MANOS

Es curioso que un joven de treinta y cinco años se aleje del mundo urbano y decida vivir en el campo, que enfoque su vida hacia su ganadería y su profesión de veterinario. 

Román, hijo del propietario, Román García Sorando -reconocido traumatólogo- lleva junto a su hermano Alberto y su padre, las riendas del hierro de la V y la R. Es uno de esos jóvenes que aprovecha sus conocimientos fruto de sus estudios para aplicarlos en su vacada. 

Buen ejemplo de ello es la primera prueba de transferencia de embriones realizada durante este año, han escogido una serie de vacas muy contrastadas y que uniéndolas con cualquier semental siempre sacan buenos productos, para extraerles una media de tres o cuatro embriones, inseminarlos e implantarlos en vacas receptoras. Román hijo nos lo explica claramente: 

"A vacas buenas de nota que no fallan, les hemos sacado una media de tres cuatro embriones. Y se les han implantado a vacas receptoras, eralas aprobadas este año, que hemos optado que en lugar de monta natural, cubrirlas con un embrión. Vamos a poder verles más crías a las vacas buenas que dan bueno. Es otra manera de avanzar más rápido en la selección de la ganadería. El semen es de un semental extraordinario de casa, familia del 36 Mesonero, y de otro toro que salió muy bueno en Málaga - Cornibajo- que Ponce le cortó las dos orejas y le dieron la vuelta al ruedo. Le cortamos los testículos, semen post-mortem, se procesó el semen, que no era de muy buena calidad, pero nos ha servido para hacer la prueba. Ahora estamos a la espera de los resultados, es la primera vez que lo hacemos."







Métodos nuevos, que como bien dice, permiten ir un poquito más rápido en lo que es una de las tareas más importantes en las ganaderías de lidia: la selección. Uno de los referentes en este aspecto para Román, es Justo Hernández. 

"Tuve la suerte de estar el año pasado con Justo Hernández, un ganadero de primera línea, la élite máxima, pude compartir una charla con él, y me dijo que le daba mucha importancia, no solo al conjunto de la faena, sino también al carácter que marcaba mucho, ha humillado muchísimo, por ejemplo. Hay que dejarla esa vaca, es una virtud diferencial. En el toro de lidia es fundamental la genética y la genética es una combinación de genes. Dicen que la vaca buena con el toro bueno, no funciona, pues igual hay un factor genético que igual a tanto bueno no es meterle bueno, le tienes que meter algo que lo complemente, aunque no sea de tanta calidad. Tener una base de vacas que te humillen, otra de vacas más enrazadas, etc. Al final debe existir un conjunto que se complementen y te hagan el toro perfecto" - nos cuenta Román hijo.

Desde hace ya unos años su ganadería proviene de la de Las Ramblas, de lo antiguo no queda nada, origen Juan Pedro Domecq por absorción. Se compraron dos lotes de vacas rambleñas y se alquilaron algunos sementales a Daniel Ruíz que aportaron mucha regularidad.

Uno de los sementales clave en lo de Román Sorando fue Mesonero nº 36, de no muy buenas hechuras, muy destartalado, de ahí que lo conocieran coloquialmente como "El Feo". Era de pelaje chorreado en verdugo y marcado con el hierro de Las Ramblas. Dio muchísima calidad y regularidad en sus productos. Otros importantes fueron Montes nº 3, Castañerito nº 32 y Extremo nº 29. 

Semental que proviene de Mesonero.

Nos dice, respecto a las cualidades que debe tener un buen raceador, lo siguiente:

"Buscamos un toro que tenga calidad, clase, colocación de la cara, la humillación, es primordial, un toro que no humille, es un toro que no va entregado, que se desplace, que termine el muletazo por abajo. Que repita, y que le deje elaborar al torero su faena. Las reatas también dicen mucho. Estudiar la ganadería, las reatas, te hace no equivocarte en un 60%. Hay que estudiarlas, hay que trabajarlas. Que salga un toro y le corten las 2 orejas, eso no es casualidad, tiene mucho trabajo detrás. Además, si te pones a estudiar las genealogías de estos toros más importantes, de nuestra ganadería, y de otras, todos confluyen en una serie de familias clave en el encaste Domecq. Todo lo que destaca, viene de las mismas familias".

A raíz de esto, salen a la palestra nombres importantes de otras casas como Zíngaro 62, Ganador 100, Fermentado 40, Cortesano, Decidor... sementales que han dejado huella por muchas ganaderías de bravo.

En una constante búsqueda de evolucionar y criar mejores toros si cabe, desde hace unos años, comparten vacas y sementales con Jose Miguel Arroyo y Enrique Martín Arranz, propietarios de los hierros de El Tajo y La Reina. Según nos dice el ganadero, es un buen complemento para lo que ya tienen, que les aporta más calidad y humillación.

"No siempre sale como quieres, pero siempre sale algo bueno que compensa todo lo demás. Es muy difícil esto, lo asombroso de este animal es que una raza que tenga toda esa serie de comportamientos, y que tú, con la selección que puedas hacer, puedas dirigirlos, es una maravilla" - argumenta Román hijo.







Al hilo de esta reflexión, nos define la bravura como la entrega, el sometimiento por abajo y el desplazamiento, siempre humillado y entregado. Y por supuesto nos dice que el torero se pueda complementar con él: "Si no hay expresión, ¿de que vale que salga un toro al que el torero no le pueda pegar ni un pase? Para mi eso no es bravura ninguna".

Prueba de esta definición son algunos de los toros más importantes de los últimos años. El ya comentado Cornibajo en Málaga con Ponce, otro de nombre Batidero, un número 50 y otro nº 10 de nombre Gemelo ambos lidiados en Burgos, y un nº 30 en Cuenca que le tocó en suerte a Ginés Marín.

Respecto a los toreros que han sido afines a esta casa, destacan Enrique Ponce, que tiró mucho de la ganadería y que actualmente cuando puede también la mata. Antiguamente Palomo Linares toreó muchas camadas. El Fandi es otro de los que ha toreado mucho, así como Talavante y Morante, que le cortó las dos orejas en Vitoria a un toro de Román Sorando. 

Según nos comenta el joven ganadero, uno de los toreros que más les ha impactado en el campo, ha sido Javier Conde: "Le hemos visto faenas de campo espectaculares, de volverse locos, ojalá la gente pudiera ver esto en una plaza de toros" - nos dice al respecto.

Y otro de los que últimamente se habla mucho es Juan Ortega, a los que une una gran relación con su familia, y con el que Román hijo ha compartido muchos momentos de pequeño. Elogia el temple y la calidad de su toreo, "Verlo ahora en una plaza dando una verónica que parece que pare el tiempo, es un gusto!" - comenta sobre él.

El futuro se encara con ilusión y ganas de trabajar en la ganadería, y nos recalca Román que el aficionado es clave en el porvenir de esta fiesta:

"Hay que cuidar a la afición, esa gente que baja un fin de semana a comprarte un toro, esa gente que se une en una plaza y compra su entrada y se desplaza por ver a su torero o su ganadería, yo creo que mientras se mantenga eso, esto tiene que funcionar. Que haya que pulir ciertas cosas, pues sí, pero hay que cuidar a la afición para mantener esto, nos debemos a ellos. ¿Las ganaderías se acabarán? Pues esperemos que no, por ejemplo, esta ganadería, este pequeño núcleo familiar, toros siempre habrán, aunque los toreemos nosotros."




Un porvenir que pasa por ir todos unidos, festejos mayores y populares, y aprovechar el tirón de estos últimos para reforzar más si cabe a la lidia ordinaria y ganar adeptos. Así como lo que representa para los ganaderos lo que conocemos como el toro en la calle, un filón en el que pueden colocar muchísimos toros a un precio importante y sin problemas de pago.

"En tema económico de mercado, hacéis una labor importantísima, tiráis de muchos toros en la calle. He tenido la oportunidad de conocer a muchas peñas, de ver la afición que tenéis, es de reconocer, la afición que habéis sacado en la calle. Eso de coger una furgoneta y bajaros un fin de semana y recorrer las ganaderías, la ilusión de ir juntando de cincuenta en cincuenta euros para comprar un toro, eso es de reconocer. Tuve la suerte de ir a Les Alqueries y ver la afición que hay en la calle, los niños corriendo detrás de los carros. Es una delicia!"













Porque al final, esta ganadería nació ya vinculada al festejo popular, cuando el abuelo Román Sorando se dedicaba a organizar en su pueblo natal de Checa (Guadalajara), los encierros y capeas de toda aquella zona. Nunca hay que olvidar los orígenes. 

"Vinieron de un pueblo de Guadalajara, Checa, del Alto Tajo, ellos eran tratantes de ganado, tenían allí una finquita pequeña, en el corazón de todos esos pueblos, y desde allí movían los toros andando, organizaban el encierro, y poquito a poco fueron ganando dinero. Los inviernos allí eran muy duros, nevadas durísimas, tenían que salir de allí, fueron buscando fincas por el sur, hacían la trashumancia, buscando la zona más cálida. En esta zona de Jaén hay muchos ganaderos de allí. Poco a poco con mucho esfuerzo y sacrificio, fue comprando esta finca por trozos, y al final consiguió reunir la finca entera. Llegó un momento que dejaron de regresar a Checa y se quedaron fijos en Andalucía" -nos comenta Román sobre el origen de la ganadería.

Prosigue acerca de la evolución de la ganadería hasta nuestros días: "Mi bisabuelo tenía tres hijos Benjamín, Mariano y Hortensia, y el que tiraba de la ganadería fue Benjamín, era muy conocido, tenía mucha amistad con los Lozano. Luego ya al fallecer Benjamín, entraron mi padre Román y mi tío Paco, y cogieron las riendas de la ganadería. Llegó un día en el que se decidió coger rumbos distintos y se partió la ganadería. A nosotros nos tocó el hierro antiguo de Román Sorando, y mi tío hizo el hierro de Sorando, una M y una S, de Mariano Sorando. Mi padre refrescó la ganadería con sangre de Las Ramblas, de Daniel Ruiz, Joselito, y poco a poco ha ido haciendo el toro que a él le gusta".

Atrás quedan aquellas primeras sangres con las que conformaron la ganadería, de Núñez, Villamarta o Galache, o aquel semental que les prestó Samuel Flores y que le tuvieron que devolver por dar demasiado bueno. El encaste Domecq fue absorbiendo todo aquello y en la actualidad es meramente anecdótico dentro de las ciento cuarenta vacas que mantienen en la finca de Navalentisco.

Como también lo es el cartel soñado por Román hijo, un viaje por la historia de la tauromaquia y que representa tres conceptos fantásticos dentro de la fiesta: Dámaso González, Jose Miguel Arroyo "Joselito" y Juan Ortega. Puesto a soñar, que fuera en La Maestranza de Sevilla. 

La ganadería la pongo yo, una corrida de Román Sorando con dos o tres coloraditos ojos de perdiz que no suelen fallar en esta casa.













































Una ganadería en manos de dos jóvenes que aunan, los conocimientos heredados de sus antepasados transmitidos de palabra y en el campo durante el día a día, más la alta formación académica y nuevos conocimientos de innovación de nuestros días. Están dentro de esa generación de ganaderos que los convierte en los mejor preparados de toda la historia.

Por ello, les deseamos lo mejor y les agradecemos el trato con el que nos recibieron en su casa.

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