ASÍ SE VIENEN ARRIBA LOS TOROS BRAVOS

 Suele ocurrir pocas veces, normalmente nos quejamos de que se atosiga demasiado a los cerriles, pero en esta ocasión sucedió lo contrario en Benassal, salió un santacoloma de nombre Alfarero para hacerse dueño y señor de la Maestranza del Maestrazgo. Fue durante su embolada, en la que el de Ana Romero puso a cada uno en su sitio y esperó en el centro del ruedo a los pocos valientes que se atrevieron con él.

Previamente a este momento, un amigo y yo tratamos de explicarle al ganadero propietario del toro, Lucas Carrasco, que la embolada es la prueba de fuego, en donde realmente se ven los toros bravos, los que tienen fondo, los que van a más. Nos miró con cara de incredulidad, la verdad.

Pero el resultado le convenció, a Alfarero le sentaron fenomenal las bolas. Que manera de acometer, de estar pendiente de todos los movimientos, de arrancarse con muchísima transmisión a los cites y poner muchísima emoción en cada embroque. Con ese puntito de picante que caracteriza a este encaste pero con la generosidad de la nobleza si se le hacen las cosas bien. 

Eso sí, no te podías encantar ni un segundo porque al mínimo error o despiste te la podía jugar. Lástima que solo unos pocos se atrevieron con él, todos vimos que se le podría haber sacado mucho más partido. Fue encerrado con la boca cerrada entre aplausos. 

Con esas hechuras, no podía fallar. Enhorabuena ganadero, y gracias por venir a compartir esta fiesta con todos los aficionados. 

De tarde ya realizó buena salida y dio algunos atisbos de lo que podía hacer en la embolada. Dejó un derrote en un burladero en el que llegó a traspasar la madera con el pitón.  


















El Parladé de nombre Tonelero fue un toro con alzada y romana, muy serio por delante, colorado ojo de perdiz y que en la prueba se arrancó con buen tranco y noble a los recortes, pero sin mucha clase. En la embolada le sucedió lo mismo que a Alfarero, se fue centrando poco a poco, ganando en fijeza y acometividad, para acabar regalando momentos de mucha emoción en los que acabó revirándose y haciendo hilo, siempre con mucho temperamento. 

Destacar de las dos emboladas a los hermanos Badal, que fueron de los pocos que les dieron fiesta a los dos bureles.










Dos toros más a añadir a la larga lista de destacados de los Emboladores B&I, que en su XV aniversario han vuelto a demostrar que cuando se hacen las cosas bien, se eligen unos astados acordes a las hechuras de sus ganaderías y se cuida hasta el más mínimo detalle, es mucho más fácil que las cosas salgan bien, y como le explicamos a Lucas, los bravos de verdad se vengan arriba en la embolada.

Enhorabuena y a seguir así.

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