NOS QUEDAMOS CON LAS GANAS DE VER EL YERBABUENA

 Cuando las cosas vienen torcidas no hay más que aceptarlo, resignarse y echar para adelante. No queda otra. Soy miembro de la A.C.T. El Ratonero desde que comenzó su andadura y lo sucedido los dos últimos años con los toros cerriles parece surrealista, como si nos hubieran echado una maldición.

Primero pasó con Santanero de Baltasar Ibán en 2019, y este año con Equivocado de Yerbabuena. Buscas algo que te ilusione, lo encuentras, te entusiasmas y cuando llega la hora de la verdad, siempre sucede algo inesperado que hace que todo se vaya al traste.

Con el de la Y durante la mañana de su lidia en el apartado, un hermano le infirió una cornada superficial entre el vientre y las costillas. Son animales y estas cosas ocurren.

Se sustituyó a toda prisa por un serio ejemplar de nombre Elegante, número 6 guarismo 7, del hierro de Miguelín, procedencia Salvador Domecq-Gavira. Durante la tarde paseó su estampa por la plaza, acudió noblote a los cites pero muy chochón y con poca transmisión.

De noche, tras una accidentada embolada en la que saltó el banco nada más cortarle la cuerda, parecía que se venía un poco arriba - no se yo lo que hubiera durado - cuando de repente remató en los barrotes, hizo palanca con el hierro y se partió el pitón derecho. La mala suerte siguió presente, se tuvo que encerrar tan pronto como se pudo para no presenciar esta mala imagen. 

Nada, que el año que viene más, y esperemos que mejor.

Fotografías cedidas por José Manuel Marzá.
















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